Fabla Aragonesa es el nombre con el cual se conoce popularmente al idioma aragonés, el cual hablan alrededor de diez mil personas repartidas en numerosas zonas de dicha comunidad autónoma de España. Tiene rango de lengua propia y forma una parte importante dentro de la cultura del lugar. De hecho, este idioma es regulado por la Academia de la Lengua Aragonesa, institución que asegura el carácter original e histórico de la lengua.
Asimismo, cabe señalar que a través de la Ley de Lenguas de Aragón se otorgan los derechos lingüísticos para poder emplearlo tanto de forma oral como escrita. La Fabla Aragonesa tiene lugar principalmente en el norte y el centro de la provincia de Huesca y en el norte de la provincia de Zaragoza. En el resto de la comunidad autónoma se habla un castellano que se caracteriza por tener numerosas influencias del aragonés.
Es importante considerar que este idioma está amenazado con desaparecer, razón por la cual existe una gran cantidad de españoles que comenzaron a hablarlo con el propósito de impulsar la Fabla Aragonesa.
Se trata de una lengua con mucha historia, la cual tiene su orígen en las influencias del dialecto latino que se desarrolló en los valles pirenaicos de Aragón durante los siglos VII y VIII. En el período medieval esta lengua era conocida como «navarroaragonés», más que nada por la dependencia que existía entre Aragón y el Reino de Navarra.
Cuando el viejo Reino de Aragón se expandió sobre tierras musulmanas (proceso conocido como «Reconquista»), la Fabla Aragonesa sería transmitida a lo largo y a lo ancho de todo el territorio conquistado. Los siglos XIII y XIV se distinguen por ser aquellos en donde el idioma tuvo mayor desarrollo y propagación.
En relación con la influencia catalana en este lenguaje, cabe señalar que tuvo lugar cuando el Reino de Aragón se fusionó con el Condado de Barcelona para formar la Corona de Aragón. En ese entonces los idiomas principales que se empleaban por la Cancillería Real eran el latín, el catalán, el aragonés y, ocasionalmente, el occitano.
Con el correr del tiempo, las clases altas y las zonas urbanas comenzaron a emplear el castellano cada vez con mayor intensidad. Es por esta razón que el aragonés quedó relegado al ámbito rural o doméstico, e incluso empezó a ser despreciado socialmente de forma gradual.
El castellano se estableció totalmente en Aragón gracias a la dictadura franquista en el siglo XX. Tras este período la Fabla Aragonesa se revitalizó considerablemente, gracias a la creación de asociaciones defensoras y promotoras del idioma. No obstante, hoy en día la mayoría de los nativos de la comunidad autónoma habla un híbrido entre ambos lenguajes, es decir, aragonés y castellano.